lunes, 16 de febrero de 2015

'Jubilarse' antes de los 33


Cuando cae en tus manos una botella de vino de más de 30 años (33 para ser exactos) una de las primeras cosas que se te pueden pasar por la cabeza es descorcharla para ver qué te encuentras y comprobar de primera mano si ha aguantado bien el paso del tiempo. Craso error. Pese a que es una reacción lógica, la prudencia y la sensatez aconsejan que lo mejor es mantener esa botella como lo que ya es en realidad, es decir, un artículo de coleccionista.
Eso es lo que debí hacer cuando se cruzó en mi camino un López de Heredia Viña Tondonia de 1982, guardarlo como un pequeño trofeo, pero me pudo la curiosidad. Hablamos de un vino de La Rioja, concretamente de la localidad de Haro y criado en una bodega histórica de la zona, que fue fundada en 1877. Está elaborado a partir de un 50% de tempranillo, 30% de garnacha, 10% de graciano y 10% de mazuelo y permaneció durante 5 años en barricas de roble americano. La añada a la que hacemos referencia tiene la calificación de excelente.

Este Viña Tondonia 1982 está ya en franco declive, aunque sorprendentemente aún vivo. Tiene un bonito color teja con ribetes anaranjados. Sus aromas recuerdan a madera vieja, café, tabaco, humo y licor. En boca es un vino que ha perdido todo el vigor que poseía en su época de esplendor, pero aún se puede beber. Eso sí, los 33 años pesan y mucho y le han hecho perder casi toda la expresividad de la que hacía gala una década antes. Es un vino apagado, que apenas deja en el paladar unas breves notas de café y licor.

Es cierto que hay muchos vinos que mejoran con los años, pero es importante también tener claro a partir de qué momento no merece la pena abrir una botella. 

jueves, 12 de febrero de 2015

Nadie quiere tomarse un vino con Moyes


Desde su llegada a España, David Moyes ha dado muestras de tener una personalidad muy particular, que choca en algunos aspectos con nuestro acervo cultural. Uno de esos momentos llamativos se vivió en el estadio de Anoeta, durante el partido Real Sociedad-Villarreal de Copa del Rey. El técnico de la Real fue expulsado y decidió seguir el partido desde la grada como un hincha más. Allí, con absoluta naturalidad, no dudó en pedirle una patata frita a una joven aficionada, que se quedó atónica ante lo que le acababa de sucederle.

El escocés se esfuerza por adaptarse lo antes posible a nuestro estilo de vida, aunque no le está resultado fácil, como ha reconocido en una reciente entrevista concedida a la BBC. Moyes desveló que en Inglaterra estaba acostumbrado a compartir con los entrenadores rivales una copa de vino a la conclusión de los partidos. Es una tradición en la Premier, pero aquí no ha encontrado hasta el momento a nadie dispuesto a tener una pausada charla con él. “He preguntado a algunos entrenadores si querían tomar una copa de vino o una cerveza después de los partidos, pero de momento no he encontrado mucho entusiasmo en ellos. Ninguno ha querido venir a mi despacho y unirse a mí”, asegura con cierto tono de resignación.
 
Esta costumbre británica es una de las cosas que más echa de menos el técnico y prácticamente ha perdido la esperanza de poder mantenerla en nuestra liga: “En la Premier los técnicos estamos 20 minutos charlando tras los encuentros. No todo es fútbol. En España, por lo que he visto hasta ahora,
el tiempo de comunicación entre los entrenadores es muy limitado. Este trabajo es muy complicado y a veces es agradable hablar con alguien que está en una situación similar”, comenta.

Sería interesante conocer la bodega que tiene David Moyes, porque si fuera mínimamente parecida a la que poseía Sir Alex Ferguson, tanto Escribá, como Valverde, Luis Enrique, Paco Jémez, Garitano o Berizzo (los entrenadores que han visitado San Sebastián desde la llegada de Moyes) habrían perdido una ocasión única de degustar algunos de los mejores vinos del mundo.
 
Ferguson, al igual que Moyes, también acostumbraba a compartir con sus homólogos una copa de vino, siempre de muy buena calidad. Sir Alex contaba con una espectacular colección entre la que figuraban algunos de los más exclusivos y mejores vinos del mundo, como Romanee-Conti (Borgoña), Chateau Petrus (Burdeos), Chateau d’Yquem (Burdeos) o Sassicaia (Toscana). Ferguson, eso sí, subastó el pasado verano gran parte de su colección –en total unas 5.000 botellas- por las que percibió cerca de 3,6 millones de euros.

domingo, 8 de febrero de 2015

El devorador de estadísticas


Durante más de una década, los enfrentamientos entre el Atlético y el Real Madrid han sido un filón inagotable para los amantes de las estadísticas. Recordar la efeméride de la última victoria rojiblanca ante el eterno rival se convirtió en un tema recurrente, que iba ganando intensidad a medida que nos adentrábamos en el siglo XXI. Cada año que pasaba lo único que había que hacer era añadir un dígito más a la funesta racha rojiblanca para desgracia y escarnio público de la afición colchonera.

En enero de 2011 se produjo un hecho que lo iba a cambiar todo y, por supuesto también la historia de los derbis. Diego Pablo Simeone reemplazaba a Gregorio Manzano como entrenador del Atlético. Llegaba decidido a devolver al club todos los valores que le habían llevado a ser uno de los grandes equipos de nuestra  Liga. Ha sido una transformación pausada, pero a la vez radical. Paso a paso, día a día, entrenamiento a entrenamiento, partido a partido... hasta llevar a su equipo al lugar que por historia le corresponde.

Durante estos cuatro años, El Cholo ha roto todas las estadísticas negativas que había entorno a los derbis. En 2013 lograba por fin batir al Madrid tras 14 años de sequía, ganándole la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu. Aun así le recordaban que no le había ganado en Liga. Ese mismo año (27-9-2013) lo consiguió. Otro capítulo cerrado. Pese a todo, le seguían insistiendo que no había ganado al Madrid con Iker como portero. Ese reto también se superó con la conquista de la Supercopa de España en 2014 con Casillas de portero. El último recurso al que se aferraban los profesionales de las estadísticas era la enrevesada fórmula que cifraba en 15 los años que hacía que el Atleti no ganaba en Liga al Real Madrid en el Calderón. Un dato, aunque cierto, un poco forzado, porque antes del triunfo del pasado sábado, el conjunto rojiblanco acumulaba dos victorias seguidas en su estadio entre Supercopa y Copa del Rey en apenas 5 meses. No obstante, también ha conseguido derribar esa muralla, goleando 4-0 a su rival el 7 de febrero de 2015, una fecha que queda para la historia rojiblanca. Y por si a alguien le quedaba algún dato más por sacar a relucir, con la victoria del sábado, el Atlético logra ganar los dos derbis ligueros en una temporada después de 64 años.
A partir de ahora, los amantes de las estadísticas están obligados a poner su objetivo en otro equipo.

jueves, 5 de febrero de 2015

Pruno 2013, un diamante sin pulir


Por fin me he decidido a poner en marcha un blog. Un espacio que no tiene mayores pretensiones que permitirme escribir sobre dos temas que me atraen especialmente. El deporte y el mundo del vino. A lo primero es a lo que me dedico profesionalmente y lo segundo es mi gran afición.
No pretendo dar clases magistrales ni mucho menos moralizar. Mi único interés es compartir mis experiencias y mis reflexiones por si a alguien les pueden ser de utilidad.

He decidido inaugurar este blog hablando del vino Pruno, mi última adquisición. No voy a dar una nota de cata ortodoxa porque no soy un especialista en la materia, pero sí me considero capaz de evaluar un vino.

Tenía ganas de probar este Ribera del Duero, del que había leído críticas espectacularmente favorables de las añadas 2010 y 2012. El prestigioso crítico Robert Parker llegó a decir de él que se trataba del mejor vino de mundo relación calidad precio. Incluso, entre otros muchos elogios, llegó a calificarlo como un pequeño Vega Sicilia. Con estas referencias era casi obligatorio probarlo.

El Pruno que he encontrado en el mercado es de 2013. Este vino pertenece a Finca Villacreces, situada en la localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo, en pleno corazón de la Ribera del Duero. Está elaborado a partir de un 90% de uva tempranillo y un 10% de cabernet sauvignon y ha madurado durante 12 meses en barricas de roble francés.

Me ha atraído mucho el intenso color picota que forma su capa y los tonos violáceos del ribete. Es un vino denso y sus lágrimas tiñen las paredes de la copa. En nariz ofrece agradables aromas a fruta madura y matices de vainilla, que hacen que apetezca mucho beberlo. Sin embargo, en boca me ha defraudado. Su entrada es demasiado potente para mi gusto, con un punto de acidez más de la cuenta, que supongo que se irá atemperando con el paso de los meses. Además deja cierta sensación de aspereza en el paladar. En definitiva, estamos ante un producto de calidad, pero que está aún sin pulir. El precio de este vino oscila entre los 9,75 y 10,90 euros.